Las
cuestiones de política fiscal contemporánea están vinculadas a las cuestiones
de política educativa que surgieron en los últimos años de la reforma de la
educación. Comenzando con “A Nation at Risk” en 1983, las iniciativas de
reforma se difundieron por estados. Aunque los esfuerzos de reforma variaron
mucho, se centraron en cinco áreas principales: la reestructuración curricular,
la profesión docente, los resultados de los estudiantes, las operaciones de la
escuela y la inclusión de los padres.
Muchas
escuelas han regresado a un plan de estudios tradicional enfatizando materias
básicas, mayores requisitos de graduación y año escolar más largo. Las reformas
de los maestros se han centrado en mejorar la compensación a través de aumentos
directos, planes de incentivos y escalas profesionales (Corona, 2009). Para los
resultados de los estudiantes, las reformas han puesto mayor énfasis en las
pruebas de aprovechamiento académico.
La reforma
en la administración de la escuela se ha enfocado en sitios escolares donde los
directores tienen la responsabilidad de planear, instruir y presupuestar a
menudo en colaboración con los consejos escolares. Los programas de elección
permiten a los padres seleccionar escuelas dentro de un distrito ó a través de
las líneas del distrito, pero generalmente se limitan a las escuelas públicas
(Fox, 2007). Estas reformas pueden sintetizarse en dos cuestiones
fundamentales de política fiscal: ¿Cómo se financia la reforma de la educación
y cómo los gastos en la reforma educativa marcan la diferencia? La primera pregunta se refiere al equilibrio
apropiado en la asociación local/estatal/federal, una cuestión de política no
resuelta. La segunda se enfoca en los resultados de los estudiantes, más
específicamente, en el aumento del rendimiento estudiantil. Las
reformas cuestan dinero; requieren una infusión o una redistribución de los
ingresos corrientes (Bernstein, 2008). Las reformas ordenadas a nivel estatal y
federal, si no están totalmente financiadas, aumentan la carga fiscal sobre los
distritos escolares o provocan un cambio en la financiación de otros programas.
Las reformas locales tienen el mismo impacto fiscal, ya que requieren un
aumento de los impuestos locales o una reducción del gasto en los programas
existentes. Aquí hay ejemplos de los costos potenciales de cada una de las
áreas de reforma:
·
Reestructuración
del plan de estudios.
El aumento de los requisitos de graduación comienza un "efecto
dominó" en los costos, siendo el gasto más grande los salarios adicionales
del personal. Los requisitos de graduación más rigurosos también pueden
traducirse en un día escolar más largo y en un aumento de los costos de los
servicios públicos y el mantenimiento (Corona, 2009).
·
Resultados
del estudiante.
La implementación de las pruebas basadas en competencias en el distrito puede
parecer que implican un costo mínimo. Incluyen costos de inicio, compra o
desarrollo de pruebas, puntuación, educación en servicio y tiempo del personal (School
Business Administration, 2004).
·
Gerencia
y operaciones escolares.
Mover el nivel de toma de decisiones a la escuela puede parecer ser libre de
costo, pero existen costos ocultos sustanciales. La educación en servicio para
administradores, maestros y miembros del consejo escolar es esencial para
prepararlos para la transición de la centralización a la descentralización (Bernstein,
2008).
·
La
inclusión de los padres.
Los programas de inclusión varían ampliamente en costo. Incluso los planes de
pequeña escala (no-distritales, planes de transformación escolar subsidiados
por Título I, etc.) implican costos de coordinación administrativa. También los
distritos escolares generalmente gastan recursos en educar a los padres en
cuanto a las opciones disponibles, por ejemplo, talleres gratuitos, actividades
de integración de la comunidad y otros (Fox, 2007).
Con
respecto a la segunda cuestión de política fiscal, las escuelas deben
preguntarse si el dinero de la reforma educativa está haciendo la diferencia,
porque una consigna para la década de 2000 será la rendición de cuentas.
Después de una infusión significativa de fondos estatales en la década de 1980,
los formuladores de políticas y los contribuyentes pedían resultados. La
rentabilidad también está emergiendo como un concepto importante; Y la pregunta
de los veinticuatro mil chavitos: ¿las escuelas están haciendo el mejor uso
posible de todos los recursos? Las escuelas deben demostrar en términos tangibles
el uso eficiente de los recursos y una línea de fondo más grande en términos de
resultados de las pruebas de aprovechamiento académico. Amén.
Referencias
Bernstein,
Aaron (2008) . "Needed: Human Capital." Business Week (September 19,
1988):100-
5. Candoli, I. Carl; Walter G. Hack;
John R. Ray; and Dewey H. Stollar.
School
Business Administration at: A Planning Approach (2004). Third Edition. Boston:
Allyn
and Bacon, Inc.
Corona,
Peter (2009). "How Strong Medicine Saved Our Schools from Financial Ruin."
The
Executive Educator”
Fox,
James N. (2007) "An Analysis of Classroom Spending: Or, Where Do All the
Dollars Go?"
Planning & Changing
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